De entre los descubrimientos del pasado verano (que acabó oficilamente hace más de un mes pero metereológicamente hace apenas una semana) entre otros que guardo para foros más privados (ejem, ejem) uno de los más interesantes es el de lo fácil que es hacer helados caseros bastante resultones, aunque sin la finura y cremosidad de los buenos artesanos o hechos con heladera, simplemente congelando plátano. La textura de por sí cremosa de la fruta canaria por excelencia da excelentes resultados una vez congelado, y podemos montar un postre bastante aparente con un mínimo esfuerzo.
A este tipo de preparación llegamos por dos vías, que confluyeron en este oscuro objeto de deseo que os presentamos. Vimos en un vídeo de facebook lo que parecía ser algo cercano a la receta más fácil del mundo, pero no nos acabamos de fiar hasta que en la web de El Comidista lo presentaron prácticamente igual y combinado con nectarina caliente. El periodista que aún lleva dentro el Tio Pep dio por contrastada la noticia y nos dispusimos a probarlo. No nos defraudó, aunque cuesta un poco más de batir de lo que parece en el vídeo, y necesitaréis una batidora de vaso con la suficiente potencia para picar hielo.
De la diferentes opciones que hemos ido barajando a lo largo de estos meses, la que más nos ha convencido es la de oreos, pero también con frutas rojas o cookies está muy rico. Y efectivamente, como en la versión de El Comidista, combinado con elementos calientes es ya directamente lujurioso.