miércoles, 29 de mayo de 2013

Coca de tomates y espinacas


 "Me viene a la boca un sabor a coca". Esta frase, propia de un festero irredento en una mañana de resaca, fue pronunciada ayer, sin embargo, por Samantha Vallejo-Nájera en horario de máxima audiencia en la televisión pública de este país. Y es que en el programa número ocho de Master Chef España, emitido ayer día 28 de mayo, se nos adelantaron planteando como prueba de eliminación la preparación de una coca, según ellos una "coca catalana". El caso es que nosotros teníamos en reserva esta coca de masa "alicantina" y cobertura inventada, así que aprovechando la ocasión, pues aquí la tenéis. Os avisamos que si hubiéramos estado en la prueba de anoche seguramente hubiéramos sido los eliminados, porque a nosotros nos gusta que la masa sea algo gruesa y más esponjosa que crujiente. Además, le pusimos queso, cosa que la desvirtúa y la "pizzea". Para rematar pusimos demasiado pronto las espinacas y se quedaron un poco secas (pero ya os lo he rectificado en los tiempos de la receta). Aún así fue un éxito de crítica y público, porque también tiene sus aciertos: los piñones tostaditos y el caramelizado de los tomates cherry, por ejemplo. Y esos colorines tan vistosos. Y que se deje crecer la masa una vez estirada, cosa que le da aún más ligereza. 

La receta es la misma que la de nuestra coca de atún y cebolla, que salió de esta de mi hermano publicada por su mujer. Todo queda en casa.

viernes, 17 de mayo de 2013

Nocilla dream (tarta mousse de nocilla)


Todos (por lo menos todos los que éramos críos en los 80) tenemos en algún rinconcito del alma una rebanada de pan de molde, que entonces era simplemente bimbo, untada de nocilla, y una melodía sencilla pero resultona que es, en realidad, la primera receta de cocina que muchos aprendimos: ya sabéis: leche, cacao, avellanas y azúcar. Si alguien al leer esto no ha entonado mentalmente alargando la última aaaa, es que no tuvo infancia. Yo, la verdad, la nocilla no la veía más que en los cumpleaños, pero aún hoy perparamos unos cuantos sandwiches cada vez que nos juntamos los amigos para celebrar alguno, para regodearnos una vez más en nuestro patético peterpantismo. 

El poder de tótem generacional de esta marca que no debería citar tanto (porque no me pagan) queda claro en el hecho de que haya dado nombre hasta a una corriente literaria. Agustín Fernández Mallo escribió una trilogía con el nombre en el título (nocilla dream, nocilla experience y nocilla lab se llamaban los libros) y de ahí se empezó a denominar "Generación nocilla" a un grupo de escritores de más o menos la misma edad.

Hecho el apunte gafapastoso del día, vamos a lo que vamos. A una tarta de mousse de nocilla que está riquísima y no necesita horno, se hace muy fácil si sabes el truqui para montar nata y claras de huevo, que os explicábamos aquí, y si tienes la precaución de servirla muy fría, casi helada. Sea como homenaje a nuestra infancia o a la trilogía de Fernández Mallo (no en vano también es una trilogía de base, mousse y cobertura) el caso es que está buenísima y es un triunfo asegurado. La receta salió de esta del blog Bocados de cielo, aunque nosotros hemos cambiado la base de bizcocho por una de galletas y ellos cometieron el sacrilegio de llamarla "mousse de nutella", polémica en la que no vamos a entrar.



lunes, 13 de mayo de 2013

Dipeando que es gerundio (I): Hummus

Después de un paréntesis publicador (por el que pedimos disculpas a la legión de fans que están todo el día mesándose los cabellos desesperadas por volver a leernos) aquí estamos otra vez. Deberíamos haber vuelto a lo grande, con algún plato sofisticado de los que podrían dejar sin palabras al mismísimo jurado de Master Chef (programa-engendro que despierta nuestro más sincero amor-odio y del que tenemos pendiente una entrada), pero no, aquí estamos con una de esas cosas resultonas que consisten, básicamente, en abrir un bote y usar una batidora. Queremos iniciar una serie dedicada al noble arte del dipeo, ya sabéis, esas salsas tipo paté que te solucionan un aperitivo en un pispás y que recorren la geografía mundial. La serie la inauguramos hoy con el archiconocido hummus, una joya de la cocina mediterránea muy extendida entre esa tribu entrañable de gente que no come carne y le encuentra sabor al tofu. Pues esto es, poco más o menos, un paté de garbanzos, y oiga, para ser vegetariano no está mal.

Recetas hay muchas, todas se basan en los garbanzos y el tahini, que es una pasta de sésamo de intenso sabor y gran untuosidad. Como comprenderéis, en encontrarle el punto a las proporciones de ambas está el secreto. Por lo demás es posible añadirle muchas cosas. Por ejemplo, el blog vegetariano de referencia, Vegetal y tal, nos sorprende con esta receta que incluye cebolla y una versión con remolacha, nuestros amigos de  cocinar-con-ciencia hicieron este con queso de cabra que tiene pinta de estar muy rico. En La receta de la felicidad publicaron este otro de exquisita presentación y que usa ajos asados. Nosotros, para ser el primero, queríamos irnos a lo básico, que fuera sólo un poco más que abrir el paquete del Mercadona, y nos decantamos por seguir esta receta del blog Javi Recetas, cuya solvencia queda demostrada, ya que si pones hummus en google, sólo le gana la wikipedia. Nosotros lo hicimos todo igual, pero sin el perejil y con menos ajo, pero eso es una cuestión de manía personal sin ningún fundamento. Os escribo lo que hicimos a continuación, pero cualquiera de los enlaces de arriba os servirá igual o mejor.