lunes, 11 de febrero de 2013

Mi primer pan



El domingo fue un gran día. La banda británica Mumford & sons, de la que me declaro muy fan, se hizo con el grammy al mejor album del año. En los bafta, premios británicos del cine (y, para que no falte el tópico del día, una de las antesalas de los oscars) que se celebraban esa noche en Londres, Argo, una película pequeña y humilde (hasta cierto punto) triunfó sobre todopoderosos Spielberg y similares. El Barça ganó la final de la Copa del Rey de baloncesto. No estalló ningún escándalo de corrupción (esto no tiene mucho mérito, simplemente era domingo y cerraban los juzgados, pero mola). Y yo estuve todo el día de subidón, fruto de haber conseguido hacer... (y ahora debería sonar alguna especie de fanfarria y un redoble de tambor para añadir solemnidad al anuncio) mi primer pan.

La sensación, amigos, de ver crecer tu propio pan en el horno es indescriptible, pero trataremos de describirla. Es como si te enfrentaras al momento mismo de la creación, como si de pronto fueras un mago o un alquimista capaz de hacer magia amasando con las manos, o mejor, un pequeño dios dando vida a un trozo de barro. En realidad sólo eres un ser humano, pero es como si estuvieras protagonizando un paso de la evolución humana. Como los monos de 2001 ante el monolito, vamos. Afortunadamente, no había nadie en casa y ningún vecino registró la patética escena de mi júbilo simiesco. Y eso que aún no lo habíamos probado.

Debo reconocer, sin embargo, que el mérito no es mío, así que en este párrafo tocan los agradecimentos (tanta entrega de premios no podía sino influenciarnos): Gracias a la magia de las nuevas tecnologías pude preguntar en twitter a algunos de mis blogueros favoritos  (@webosfritos, @mcalabajio, @futurobloguero, entre otros) cual era el mejor pan para iniciarse, y no sólo tuvieron la amabilidad de contestar, sino que coincidieron en recomendarme la receta que publicamos hoy, esta de webosfritos.es, que con razón la llaman el pan milagro, porque en verdad es milagroso. Muchas gracias a todos ellos.

El único cambio que le hice a la receta fue usar harina normal y harina integral, en lugar de harina de fuerza. Y lo tuve cinco minutos más en el horno (porque me lo conozco, y sé que el mío es lento). Me salió buenísimo, tuvo mucho éxito y estoy deseando repetir. Y más fácil imposible. Y de lo más adictivo.

Vamos! Todos a amasar!:

Ingredientes (sale un pan de medio kilo, más o menos):

150 gr. de harina normal
160 gr. de harina inteegral
175 gr. de agua
20 gr. de aceite
15 gr. levadura fresca
7 gr. sal

Preparación:

1. Pon música, pincha el enlace de la receta original y sigue los pasos que indica, o bien pasa a dos.
2. Mezcla el agua y el aceite, controlando el peso (no el volúmen, en esta ocasión)
3. Pon las harinas en un bol amplio. Mezcla bien. Haz un agujero en el centro.
3. Desmiga la levadura en el agujero. Añade la mezcla de agua y aceite en el agujero.
4. Tapa el agujero con la harina que lo rodea, y ve, de esta manera, incorporando lo seco a lo húmedo.
5. Cuando la mezcla ya sea homogénea, añade la sal.
6. Amasa bien durante un buen rato, hasta obtener una bola elástica que se despegue de las paredes del bol.
7. Coloca 6 en un recipiente de pyrex o similar (que sea alto, tenga tapa y pueda ir al horno; el mío es transparente, el original opaco) un poco aceitado.
8. Pincela el pan de aceite. Espolvorea el pan de harina. Haz unos cortes al pan en su superficie.
9. Tapa el recipiente, introdúcelo en el horno (en frío, sin precalentar) y enciéndelo a 200º. Deja 45 minutos (en mi horno, en el tuyo puede ser un poco más o un poco menos).
10. Huélelo, tócalo, admíralo, saboréalo. Empieza a creer en los milagros.

1 comentario:

  1. Mi primer pan lo amasé con 13 años. Recuerdo que quedó salado.
    Luego, pasados los años, repetí la experiencia y es una sensación difícilmente descriptible, como dice nuestro anfitrión.
    Y últimamente, los únicos panes que he cocinado son los Mustacea romanos, cuya receta no es ningún secreto y estoy deseando que algún día el Tío Pep me convoque a su cocina para compartirla.

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