El postre de esta semana viene motivado por una
circunstancia práctica y por otra de orden nostálgico. La primera es que
estamos en plena temporada de naranjas y es fácil que nos encontremos con una
buena cantidad de las mismas en casa a las que tengamos que dar salida. Pero lo
verdaderamente importante es la razón de orden nostálgico. Me vinieron al
pensamiento el otro día aquellas tardes de invierno infantiles cuando metía
galletas a trozos o trozos de bizcocho (e incluso, en su versión más simple, pedazos
de pan) en un vaso de leche y los machacaba hasta formar una pasta deliciosa
de sabor, aunque no de aspecto. Mientras tanto, en la TV sonaba Debussy porque
empezaba Planeta Imaginario. Esta especie de reminiscencia a lo cuéntame hizo
que me entrara la nostalgia y me apeteciera volver a probarlo. Algo no muy
adecuado, confieso, para estos tiempos de penitencia postnavideña.
Pero claro, me dije, antes muerta que sencilla,
así que será mejor añadirle algo exótico a la leche y servirla en plato. Así
quedaremos de modernos e innovadores poniendo de postre una sopa. Por
suerte se cruzó en mi camino esta receta de Gastronomia
& Cia, que adapté a mi manera, quitándole leche y añadiéndole naranja,
eliminando la maizena y sustituyendo el jengibre fresco por molido de bote de
especias, que es el que tenía a mano. Poco más o menos lo que en OT llaman
"hacer tuya una canción". La combinación naranja-jengibre es
espectacular, delicada y potente a la vez, pero por muy sabrosa que nos quede,
el verdadero momentazo de este hallazgo de plato es el de desmenuzar el
bizcocho y dejarlo que se empape en el aromático y cremoso líquido, para
comérnoslo a grandes cucharadas con la misma delectación de nuestros once años,
como si no hubiera un mañana. Según a quien se lo pongas, puede que hasta le
hagas llorar, como a Anton
Ego un buen plato de Ratatouille. Un
éxito garantizado.
Pues vamos a ponernos, que es muy fácil:
Para el bizcocho:
Restos de bizcocho, o magdalenas que empiecen a
resecarse, o bien unos bizcochos individuales con forma de magadalena hechos a
propósito con la receta del bizcocho 1,2,3.
Para la sopa (3 raciones estirables a cuatro):
200 ml de
zumo de naranja recién exprimida.
150 ml de
leche.
100 gr de
azúcar (si la naranja está muy ácida o sois muy golosos, 120)
½ cucharada
de postre de jengibre molido.
2 yemas de
huevo.
Ralladura de
naranja.
Preparación:
1. Pon
música y ralla la piel de una naranja. Reserva.
2. Exprime
esa naranja y otra u otras dos, hasta conseguir 200 ml. aprox. de zumo colado.
Reserva.
3. Casca
los huevos. Separa yemas de claras. Reserva las yemas.
4. Mezcla
2 y 3 en un cazo. Añade leche, azúcar y jengibre.
5. Pon
al fuego medio sin dejar de remover con un batidor de varillas.
6.Cuando
esté caliente baja el fuego al mínimo y continúa batiendo hasta que espese
ligeramente.Vendrán a ser unos 20 minutos.
7.Coloca
la sopa en un bol y cubre con papel film. Deja enfríar con paciencia en la
cocina antes de meterlo en la nevera para que se enfríe completamente.
8.Una
vez frío, monta el plato, colocando una magdalena o una porción de bizcocho en
el centro y añadiendo la sopa alrededor con cuidado de no hundir la isla
bizcochosa.
9. Espolvorea
con la naranja rallada y sirve inmediatamente.
10. Disfruta
pensando en aquellas tardes y en lo fugaz de la juventud.
No hay entrada sin comentario y hoy no voy a estropear la receta con sugerencias culinarias, pero ya que estoy, y al hilo de tu fantástica receta, agregaría una addenda al punto 1, y quedaría así:
ResponderEliminar1. Pon el Arabesque 1 de Debussy y ralla la piel de una naranja. Reserva.
PD: Yo también machacaba las galletas en la leche.
Dejaremos libertad creativa en la elección musical, pero me apunto a Debussy...y a machacar galletas, por supuesto.
ResponderEliminarPues sí, la libertad musical está muy bien y cada uno debe buscar su inspiración musical en cocina, pero como habías hecho mención al programa Planeta Imaginario, no puede resistirme a la nota.
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